Recuerdos de 8 Bits


El Museo del Vídeojuego


Artículo realizado por
Fernando Rodríguez.







Myth, "History in the Making".

Portada del Myth

Iniciamos un nuevo apartado en "Recuerdos de 8 bits". A partir de ahora nos pondremos a recordar aquellos juegos legendarios que nos acompañaron a lo largo de nuestra infancia informática. Quizás el juego con el que abrimos esta sección no sea el esperado por el veterano en estas lides pero, ¿y por qué no? me dije. Vamos a ser originales y a comentar un producto que no lleve el nombre de Ultimate u Ocean en su caja... vamos a comentar uno de los juegos más fantásticos de la última etapa de los 8 bits, el Myth un juego que Neil Bobwell realizó para System 3.

Este programa, aterrizó en nuestro país y pasó bastante desapercibido. Es curioso que un juego con la calidad del Myth recibiera un total abandono por parte de su distribuidora sin embargo, así fue. Mi encuentro con este juego se puede considerar de casual si tenemos en cuenta que, cuando me hice con él, realmente no sabía qué estaba comprando...

Recuerdo que tenía que comprar mi ineludible "juego del mes" y me encontré en medio de la tienda con la mirada atenta del dependiente... "Bueno muchacho, este mes no nos han llegado muchas novedades, tan solo tenemos una conversión de Ocean y este título que recibí hace pocos días....". – me dijo mientras señalaba al estante dónde se encontraba el Myth -. "En fin, te dejo que tengo que atender a más gente. Cuando te decidas me avisas ¿eh?". La verdad, es que por aquellas fechas ya estaba un poco saturado de las conversiones de Ocean y, por otro lado, no había ido a la tienda con ningún título como objetivo número 1. Después de muchas vueltas y poner el estante del buen hombre hecho un adefesio ;-), decidí llevarme el Myth. "Todo sea por la.... "curiosidad" del mes", me dije (aunque realmente, me estaba quemando el dinero en el bolsillo ;-) ).

Fue llegar a casa y no esperar ni un minuto para ponerlo. "Uhmm, un juego basado en viajes a lo largo del tiempo, mitología, objetos que recoger.... una vídeo - aventura", pensé... Y, mientras cavilaba más con la caja y las instrucciones en mano, la cinta llegó al final. El resto fue tan excitante que aquella tarde la recuerdo como una de las más divertidas y entretenidas de mi etapa como usuario del Spectrum, de esos momentos en los que descubres un juego que te hace olvidar, de repente, los cientos de títulos que ya han pasado por delante de tus ojos, al verlo y disfrutarlo como si del primer videojuego de tu vida se tratara.

Lo primero que aprecié, cuando jugué al Myth, fueron montones de pequeños detalles, gráficos mimados hasta límites insospechados y, una calidad técnica, muy por encima de la media a la que estábamos acostumbrados en el mundo de las vídeo - aventuras. Realmente el juego tenía sabor clásico.

El primer sitio en dónde aparecíamos era en un infierno muy bien diseñado y, hasta cierto punto, claustrofóbico. Lo primero que sentíamos era el deseo de observar el decorado en el que irrumpíamos. Ese primer contacto con el Myth, era lo que te dejaba totalmente enganchado ya que no te esperabas, ni por asomo, que aquella cinta guardara semejante calidad. Nada más comenzar, te veías rodeado de cofres, vasijas y objetos de toda índole. Eso sin contar los esqueletos que se encontraban colgados y que, al "rozarles" les provocabas un suave y perfecto balanceo digno de los mejores elogios para el programador.

Unos decorados de quitarse el sombrero.

Para poder avanzar, debíamos de utilizar las clásicas bazas de toda buena vídeo – aventura, esto es, ingenio y habilidad de forma totalmente equilibrada.

En el Myth, debíamos de atravesar cinco largas y misteriosas fases que guardaban relación con cinco periodos distintos de la historia. En cada una de estas épocas diferentes teníamos que recoger cinco esferas que, al unirlas, configuraban un método de teletransporte a otra época distinta (otra fase). Nuestro objetivo final era llegar a enfrentarnos al dios Damerón.

Durante el juego, teníamos a nuestra disposición la realización de una gran cantidad de acciones e, incluso, poseíamos de las "virtudes" de todo un señor inventario en dónde ir alojando los objetos que nos encontráramos. Dichos objetos, que descubríamos y recogíamos a lo largo de lo que duraba la aventura, siempre servían para poder "avanzar", esto es, debíamos de utilizarlos en ciertas partes de la aventura. Además, disponíamos de distintas armas para combatir a nuestros enemigos. Una de las más espectaculares era, sin duda, la bola de fuego (que era recogida como un "item" al romper las vasijas y cofres). Dicha arma, poseía unos efectos visuales realmente increíbles. Pero tampoco hay que desmerecer al resto de "herramientas de trabajo". Las animaciones que nuestro personaje conseguía portando escudos y espadas era magistral, casi de lo mejorcito que se pudo ver en el Spectrum.

El primer gran enemigo

Los enemigos, así mismo, eran muy variados y destacaban por encima de todo los de final de fase. Sin ir más lejos, recuerdo como el dragón que guardaba la primera de las pantallas poseía un tamaño que casi ocupaba la totalidad de la pantalla, además de estar adornado con montones de pequeños detalles dignos de todo elogio por parte del jugador "exquisito". (como podéis ver el captura que he realizado)

Del Myth, se podrían alabar la sabia mezcla entre calidad gráfica, dificultad y nivel técnico en la programación. Realmente era un juego que, teniendo en cuenta sus maravillosas características, debería de haber pasado a la historia de un modo más especial. Quizás la mayor culpa la tuviera la casa distribuidora o quizás, fue el hecho de haber sido lanzado cuando a nadie le interesaba ya dar demasiada relevancia a los títulos de los 8 bits.

Opiniones a parte, el Myth fue uno de los mejores títulos que salieron en la recta final de la vida de aquellos micros. Derrochaba una gran calidad en cada uno de los diseños y personajes del juego como dragones, esqueletos, guardianes, dioses y demás seres mitológicos con los que nos teníamos que encarar. El Myth era ese tipo juego que te enganchaba, tenía esa "magia" que atraía al jugador irremediablemente hasta que este lo concluyera, en definitiva, toda una delicia para el jugador de finales de los 80.

El creador de esta pequeña obra de arte fue Neil Bobwell al que más tarde, en los ordenadores de 16 bits, vimos detrás de una producción llamada Dremweb. Juego con un alto índice de violencia pero que resultó ser una vídeo - aventura (nuevamente) muy interesante.

Con este pequeño recuerdo, rindo homenaje a este título que, pese a pasar casi de puntillas, debía de haber ocupado un puesto de honor en los recuerdos de muchos de los jugadores de aquella época de los 8 bits. Sirva la inauguración de esta sección con él.






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