Recuerdos de 8 Bits


El Museo del Vídeojuego


Artículo realizado por
Alejandro Ibáñez.







Rainbow Islands.

Sin lugar a dudas, el arcade es el género que más horas de diversión nos ha proporcionado. Sí, sí,  digo bien. Ningún otro género lo consigue de manera tan rápida y en cantidades tan considerables... El juego del que vamos a hablar es un claro ejemplo de lo que aquí se expone. Y es que la palabra que más se adapta a este tipo de juegos es la de 'DIVERSIÓN' en mayúsculas...

Salido directamente de la máquina recreativa, la conversión realizada por OCEAN y TAITO resultó  ser perfecta. El aspecto gráfico no se podía comparar al auténtico, desde luego, pero la acción se trasladó magistralmente...

La sensación de que la adrenalina te fluyera por las venas, las manos sudaran hasta el punto de tener que secártelas en el pantalón a mitad de partida, los ojos fijos en la televisión, posición aerodinámica como si fuéramos a despegar, saltos bruscos en momentos de peligro, tremendas ganas de ir al baño pero aguantando para no perder la racha (o por no encontrar la tecla de pausa)... Todo esto hizo que el 'Rainbow Islands' y pocos más, se coronaran en lo más alto que un juego pudiera hacerlo jamás...

Creo que ha quedado claro que la esencia del arcade estaba íntegra en este juegazo...

Pero, ¿cómo era este 'Rainbow Islands'?. Pues ni más ni menos que lo que sigue: Scroll vertical,  protagonista pequeño y regordete con típicos rasgos de personaje manga, plataformas y más plataformas, enemigos tales como insectos, vampiros y demás fauna, mundos / islas compuestas por varias fases, enemigos gigantes en cada final de isla y como no... muchos arco iris...
 
El objetivo final pasaba por llegar a lo más alto de cada nivel saltando o subiendo por los arco iris. Como siempre, no era tarea sencilla. Abundantes enemigos poblaban el decorado con intenciones muy alejadas a la de hacer amistades. Menos mal que nuestro pequeño protagonista podía utilizar los arco iris como arma letal. Lo peor era las prisas que te metían cuando se acababa el tiempo. O acelerabas cuanto te avisaban o el agua te alcanzaba ahogándote sin remedio...

Se podía incrementar el poder del prota con unos recipientes mágicos de colores. O lanzabas más rápido los arco iris o se incrementaba el número de ellos. Todo según el color. En el caso de que cogieras las botas mágicas, pasabas de andar a correr.

La forma de conseguir los recipientes y las botas era matar a los enemigos con la estela de un arco  iris roto o con la explosión de una estrella mágica... De esta forma te podías asegurar uno de estos 'premios' o un diamante. ¿Qué era un diamante?. Pues eso, un diamante. Pero... ¿qué era lo que hacía?. Si conseguías reunir todos los diamantes de distintos colores te daban una maravillosa y útil vida extra...

Ante este simple argumento sólo nos quedaba ponernos a jugar. Pasar de fase, pasar de fase, pasar de fase... era la única obsesión que tenías tras haber jugado los 5 primeros minutos. El tiempo pasaba sin darte cuenta. En realidad no te importaba porque lo estabas empleando en algo que te gustaba de verdad, en un juego de 8 bits, en el 'Rainbow Islands'.
 
En definitiva, 'Rainbow Islands' acabó siendo de esas 'pequeñas' cosas que nos unió a los usuarios de Spectrum, Commodore 64, Amstrad CPC y MSX, coincidiendo todos en un mismo pensamiento, que era el mejor juego que habíamos jugado nunca...




RECUERDOS DE 8 BITS
a
MACEDONIA Magazine