Recuerdos de 8 Bits


El Museo del Vídeojuego


Artículo realizado por
Serandel.







Fred, el primer gran juego para muchos.

Aquí empezamos...

¡Vaya si lo fué! Empezando por los autores. Sólo fijaos en los créditos que salen bajo el menú. Fernando Rada, Paco Menéndez y Carlos Granados. Seguro que los más veteranos de vosotros ya habréis reconocido esos nombres, ¿verdad? Creado bajo el nombre de Indescomp, el éxito de este juego, no sólo en España sino fuera de nuestras fronteras (en Inglaterra pegó fuerte), fue el que dio pie a la creación de Made in Spain, compañía que más adelante derivaría en Zigurat con la salida de Paco que acabaría haciendo ni más ni menos que La Abadía del Crimen. Palabras mayores, ¿eh? Así que, como quien no quiere la cosa, nos encontramos con que éste fue un juego importante en la historia de las casas de videojuegos españolas. Ahí queda eso.

Pero cuando decía lo del primer gran juego para muchos, en quien estaba pensando era en los jugadores. Hagamos un poco de memoria. ¿Quién no se acuerda de los famosos packs de juegos? Sí, aquel montón de cintas que te daban al comprarte el ordenador de las que le decías a tu padre que con ellas ya no ibas a necesitar comprar más juegos porque tenías suficiente y, al fin y al cabo, el ordenador era para estudiar. Snif, recuerdos de infancia. :)

Pues resulta que a muchos de la generación del 128K nos regalaron un pack que, entre otras viejas glorias algunas más pasadas que otras (siempre odié el Hormigas), traía precisamente el Fred. En aquellos tiempos no teníamos ni idea de si era más o menos famoso, o si había vendido más o menos, pero al ponerlo se convertía rápidamente en nuestro favorito. Nuestro primer gran juego, que te hacía pasar horas frente al televisor con aquel joystick de sólo un botón en las manos.

¡Pero todavía no os he contado nada del juego! Vamos a remediarlo.

¡Por Dios, esto está plagado de bichos!

Como habréis podido ver en las imágenes que acompañan al artículo el juego en sí es bastante sencillo. ¿La historia? Más simple aún. Eres una especie de Indiana Jones con pistola en lugar de látigo (un cambio bastante práctico) y una prominente nariz. En cada pantalla apareces dentro de una curiosa pirámide cuadrada (y digo yo, ¿por dónde entra este hombre?) y tu misión es salir de ella. Claro que si por el camino consigues algún tesorito tampoco le vas a hacer ascos, que la vida está muy cara.

Dicho así no parece gran cosa, pero hay dos problemas. El primero es que la pirámide es todo un señor laberinto y lo único que sabes es que la salida se encuentra en el nivel más alto. El segundo son la cantidad de enemigos que te vas a encontrar rondando por ahí.

Al principio empezamos con los fantasmillas, sábanas con nariz que atraviesan paredes y que son invulnerables, aunque con un buen tiro se vuelven y siguen andando hacia el otro lado. (!) También están las ratas rosas (!!) a las cuales puedes burlar de un salto (por cierto que Fred sólo puede dar saltitos hacia arriba y van bastante justos). Siempre que te encuentres sólo una, claro, porque cuando veas cuatro o cinco viniéndote por los dos lados... O las gotas de ácido que caen del techo y se filtran por toda la pirámide. Y eso en un principio, porque ya vendrán las momias, que bajan a toda velocidad por las cuerdas con una habilidad que ya querría más de un alpinista y son capaces incluso de teleportarse a otra parte cuando se ven encerradas, los esqueletos que suben y bajan como quieren, los murciélagos vampiros, a los que no le afectan las balas, las lagartijas que se pasean por las paredes esperando a que te roces con ellas, y más...

Lagarto, lagarto...

¿Ayudas? Bueno, también hay algunas. Para empezar tienes tu revólver, aunque cuida las balas porque sólo tienes seis y es difícil encontrar los cargadores que hay escondidos por ahí. Y un altímetro que te servía, principalmente, para desesperarte cuando llegas a un túnel sin salida y te fijas en que ya estabas en el nivel 2. También te he dicho ya que puedes dar unos ridículos saltitos que con mucha suerte te podrán librar de un toque. Afortunadamente tu barra de vida aguanta bastantes impactos, aunque para equilibrar te rellenan muy pocos cuando pasas de fase. Incluso, si tienes potra, puedes encontrarte un mapa, que te enseñará el trazado de una parte de la pirámide (el problema es que no te dice dónde estás tú, así que llegar a situarte puede ser bastante complicado ;) O, ya puestos, aprovecharte del algoritmo del laberinto, ya que tiene tendencia a poner el camino de la salida en uno de los dos laterales de la pirámide.

Con todo lo dicho creo que habrá quedado claro que era un juego difícil, ¿no? Así era, y eso fue un factor importante que contribuyó a su gran adicción. Baste con decir que, por mucho que jugara, pocas veces pasé más allá de la tercera o cuarta pirámide. Todo un reto. También podría decir que otra de las razones del pique era su sonido claramente hipnótico. (Los que ya conozcan el juego se estarán sonriendo.) Sólo se escuchaban los pasos y saltos de Fred, pero no veáis cómo se te acababan metiendo en la cabeza (evidentemente, este fenómeno era más acusado tras cuatro o cinco horas de juego ininterrumpido ;-) Tuc-tuc-tuc-tuc-tuc-tuc-puing-tico-tico-tico-tico... euh... se me está yendo la olla. 8-D

¡Come plomo, fantasma del demonio!

Por último, creo que una de las razones de que me gustara tanto era su carácter claramente multiusuario. En serio. Y sin necesidad de que ni siquiera tocara el ordenador nada más que uno. Tened en cuenta que en aquellos tiempos poner el ordenador era toda una ocasión, precedida por la ceremonia de echar a todo el mundo del televisor, rodearte de hermanos y/o amiguetes, y disponerse a jugar en grupo. (Yo diría que incluso te ayudaba a hacer amigos :) Pues el Fred era uno de los pocos juegos que hacían que nadie se aburriese mientras esperaba su turno. ¿A qué me refiero? Pues al laberinto, obviamente. Todos y cada uno teníamos nuestras propias teorías respecto al camino a seguir, y el que jugaba era poco más que un portavoz que se dejaba aconsejar por los múltiples copilotos.

-¡Oye, que el tunel se divide en dos! ¿Por dónde tiro?
-¡Ve por la izquierda, que yo antes he visto un tesorito por ahí!
Nota histórica: los tesoritos se consideraban señal de buena suerte, si cogías uno probablemente ibas por buen camino.
-¡No, hombre, seguro que por arriba llegas! ¿Para qué te vas a desviar?
-¡No seas tonto, por la izquierda!
-¡Que por arriba!
...
-¡Bueno, yo tiro por donde yo quiero que para eso el juego es mío! Pues voy a ir por arriba.

Un par de minutos más tarde...

-Ops, pero si no hay salida... ¿Por dónde quedaba exactamente la bifurcación? ^_^'

Como epílogo, me queda por deciros que el éxito de este juego acabó propiciando, cómo no, la aparición de una secuela llamada Sir Fred. Sin embargo, ésta era una producción bastante diferente, ya toda una señora videoaventura, con un desarrollo mucho más complejo, pero que sólo compartía con el Fred original el nombre y el parecido en los gráficos de los personajes. A algunos les gustó más, a otros nos gustó menos, pero no cabe duda de que es otro gran juego que también alcanzó su buena cuota de fama. Pero eso ya es otra historia.

ÚLTIMA REVISIÓN EN ABRIL DE 1999




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