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Viviendo en la Red


Artículo realizado por
Gustavo Herrera





Amor en los tiempos de la red

Sin duda se tejen muchas historias de amor en la red. La posibilidad de interactuar con gente que nunca se hubiera cruzado en nuestro camino se ha multiplicado a grado tal que están naciendo las nuevas parejas virtuales.

No se si existen estadísticas, pero la mayoría estará de acuerdo en que más hombres que mujeres transitan en el ciberespacio. Aunque los cambios ocurren muy rápido en la red. Internet deja de ser un privilegio y se transforma en una necesidad. En un complemento de cada ser humano. En la posibilidad de encontrar lo que uno busca. Y en el caso del amor, tendremos nuevas referencias en los próximos años. Por ejemplo, se ha resucitado una costumbre que casi estaba en el olvido: el intercambio epistolar. Cualquiera puede tener una cuenta de correo y anunciar sus gustos y búsquedas. Solo hay que esperar para recibir la invitación de un ser afín.

Mi amigo Adolfo se ufana de haber conseguido una novia virtual: Ayse, una chica de 22 años que vive en Ankara. Utilizan el ICQ y tienen charlas en inglés en las que se juran amor eterno. Algo dudoso si consideramos que solo tienen de "conocerse" menos de un mes y los separa la mitad del planeta. Antes, se escribía con Leonor, una estudiante venezolana que también se enamoró virtualmente. Pero seguramente no todas las historias terminan en el olvido.

Internet, como un medio de comunicación que nos hace llegar a lugares insospechados, también habrá visto el nacimiento de parejas ahora formales que se concibieron en los azares del mouse y los motores de búsqueda. Quien sabe, hijos de internautas también habrá que en el futuro platicarán su historia como algo muy normal: Mis padres se conocieron en la red. Que tal una boda virtual en la que los invitados accesen a la web en cuestión, observen la ceremonia en tiempo real y dejen sus comentarios y buenos deseos en el libro de huéspedes. Que tal si mañana recibes un e-mail, amigo lector, de esa chica canadiense, española, argentina o de cualquier confín del mundo y te flechas o te dejas flechar para sentirte otra vez enamorado. Y es que si algunos pensadores de este siglo, se han empeñado en sostener que el hombre está cada vez más aislado, la red viene a matizar una nueva soledad virtual, en la que todos juntos convivimos y en la que encontramos todo, menos soledad. Ahora es cuando las palabras del poeta mexicano Octavio Paz cobran un sentido peculiar:

 

Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme en los otros,
los otros no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia.





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