Artículos de Opinión & Reportajes
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Artículo realizado por
Antonio Montesinos
El siglo que viene
Hay voces que proclaman que la próxima centuria va a ser decisiva en el transcurso de la humanidad, no sólo por los adelantos científicos, sino por los cambios producidos en la forma de pensar del hombre. Aún están frescas en nuestra mente las imágenes de las grandes injusticias sociales del siglo XX: dictadura y regímenes totalitarios vergonzosos, la explotación del hombre como forma de vida cotidiana en muchos países, supersticiones que sembraban el miedo, la culpa y la desigualdad, intolerancia religiosa... Por desgracia, muchas de esas prácticas siguen hoy vigentes.
En los últimos destellos del siglo XX, nos sentimos más que nunca satisfechos de los logros alcanzados: hoy es posible comunicar con cualquier rincón del mundo en poco tiempo, numerosas enfermedades antes incurables hoy tienen solución, a pesar de todo no vivimos en un momento crítico de conflictividad internacional...
Pero parece que olvidamos que muy cerca, a muy pocos años atrás, concretamente la generación de nuestros abuelos (de la que todavía quedan personas vivas) fue la protagonista de todas las aberraciones antes citadas y que, si bien, es difícil, todavía es probable volver a pasar por alguna de ellas.
El aumento del nivel cultural de la población media ha contribuido en gran manera a que el hombre se conozca más a sí mismo y entienda de otro modo su relación con los demás. De hecho, es evidente que en los países con menor nivel cultural, los abusos de los derechos humanos son mucho mayores. La apertura de miras, el conocimiento de otras culturas y costumbres distintas a la propia han permitido plantear las bases del pensamiento y manera de actuar y, gracias a ello, el hombre ha buscado caminos mejores para su existencia. Si antes los grandes viajeros eran personas con grandes conocimientos y valores humanos, hoy las nuevas tecnologías nos han traído el mundo a casa. Hoy tenemos la posibilidad de tener el mundo y su circunstancia al alcance del mando a distancia o el ratón. Aparte, claro está, que podamos coger un avión y plantarnos en cualquier parte, pero eso no está al alcance de cualquiera.
A lo mejor INTERNET no está hoy tan presente en la vida cotidiana como puede estar el teléfono o la televisión, pero lleva camino de estarlo. Cuando moverse por la red sea tan normal como hacer una llamada telefónica, cuando acceder a recursos de información de cualquier país sea algo tan normal como mirar una enciclopedia, nuestras oportunidades reales de aumentar nuestros conocimientos de una manera global serán enormes. Ya INTERNET es una realidad, pero cuando esa realidad iguale en presencia a fenómenos como la televisión, aumentarán las posibilidades de que seamos, aún más, individuos más humanos (en otro artículo se profundizará más acerca de la "humanidad" de las redes de ordenadores).
Lo único preocupante de esto es que el mundo sigue estando desequilibrado. Gran parte de la población aún carece de lo básico para mantenerse viva (de redes de ordenadores e interconexión mundial ni preguntes por allí). Pero quizás como herramienta educativa, INTERNET vendría a ser de gran utilidad en países del tercer mundo. La infraestructura no es excesivamente costosa y en lugares en los que los recursos alimenticios estén medianamente surtidos, todo lo que se gaste en educación es poco. Quizás INTERNET ayude a que la evolución del hombre en estos tiempos no sólo se limite a la calidad de vida en lo material, hay muchas cosas que tienen que seguir cambiando.