Artículos de Opinión & Reportajes



General


Artículo realizado por
Antonio Montesinos.







A buen entendedor...

o hay mal que cien años dure. Esta es una de las muchas frases del saber popular que pone de manifiesto uno de los principios filosóficos más repetidos de todos los tiempos: el concepto del cambio, el movimiento contínuo de las cosas. Lo que hoy es blanco seguramente ayer fuera negro o de cualquier otro color. Cuando apenas nos acostumbramos a una forma de actuar ya está sembrada la semilla de nuevas tendencias y procesos y, al poco tiempo, nos encontramos inmersos en una dinámica totalmente distinta a la anterior. Es la vida.

Los modelos sociales y económicos actuales son el resultado del cambio y evolución del hombre con el transcurso de los años. Esto nos hace pensar que la forma en que nos relacionábamos y gestionábamos nuestra riqueza hace siglos hoy sea considerada obsoleta, poco útil e incluso ridícula. Motivo más que suficiente para, utilizando mínimamente el sentido común, deducir que no estamos en la cima de los tiempos y que los modelos, roles y estructuras del presente, en breve, caerán sustituidos por otros considerados simplemente mejores.

Utilizando nuestra capacidad deductiva, imaginación y, por qué no decirlo, buenas intenciones, podemos vislumbrar el cansancio que producen hoy en ciertos círculos sociales, sobre todo entre los más jóvenes, las estructuras que han sostenido la sociedad de finales de siglo: capitalismo apabullante, la economía como elemento de culto por encima de todo, la competencia feroz y sus consecuencias como forma de adquirir un estatus de prestigio basado en la acumulación de riqueza, la cultura del todo vale con el propósito de la perpetuación en el poder político y la contínua promoción, alabanza, defensa y sostén de los modelos económicos actuales que lo único que están consiguiendo es la calidad de vida de unos pocos a costa del deterioro de la de cada vez mayor número de personas.

Las nuevas generaciones, aún no contaminadas por la sedimentación de ideas que produce el paso de los años, quizás vean con más claridad que los conceptos de competitividad, parcelación y división en los que se asienta la sociedad actual no desembocarán en buen puerto e instintivamente, porque cae por su propio peso y, porque no podía ser de otra manera, están desarrollando la simiente de lo que será la sociedad del futuro, que nadie sabe como funcionará pero que sí sabemos como está empezando a formarse.

La idea que me da pie a esta serie de consideraciones es la, cada vez más, constante presencia de la juventud en movimientos ecologistas, asociaciones humanitarias y de cooperación de distinta naturaleza y, más que nada, por mi profesión y por el contínuo contacto que tengo con Internet, la serie de dinámicas de trabajo que la RED está generando y que son excusa más que justificada de estudios sociológicos de considerable importancia.

Internet es una plataforma de trabajo donde la colaboración es indispensable para el beneficio del conjunto de la comunidad de usuarios. La posibilidad de poder establecer contacto real sin los límites de las fronteras espaciales ha abierto un campo para el trabajo en común que está haciendo que miles de ciudadanos de las más distintas procedencias compartan proyectos utilizando los recursos de la propia red Internet y haciendo que el resultado de esos proyectos quede accesible, de manera libre y gratuita en muchos casos, al resto de usuarios para que estos puedan utilizarlos y volver a generar proyectos nuevos empezando de nuevo un ciclo donde el concepto compartir choca frontalmente con el de competir, al que estamos tan acostumbrados.

¿Ejemplos concretos? La construcción de dos sistemas operativos, Freedows y Linux, se están desarrollando de manera altruista por miles de colaboradores anónimos de todos los rincones del planeta con la intención, de cuando estén acabados dejarlos para su libre utilización. Gratis. Sin pagar. ¿Cuándo se ha visto un fenómeno parecido en otros ámbitos de la vida de una forma tan extendida? Bill Gates se ha hecho millonario vendiendo sistemas operativos para los que ha tenido que pagar a miles de operarios que han trabajado en ellos durante años. Y ahora dos jovencitos están dirigiendo a miles de personas, que no cobran un duro, y que están haciendo sistemas operativos gratuitos que en muchísimas facetas superan las características de Windows9x.

No podemos evitar buscar el gato encerrado por alguna parte. "Esto no puede ser, nadie da nada gratis, alguna trampa debe de haber" es la respuesta que he recibido en muchos de los cursos de Internet que he impartido cuando he hablado de esto. Pues de momento no hay trampa. ¿Cómo ha reaccionado la industria? A estas alturas uno de los grandes, Netscape, ha anunciado que hará público y gratuito el código fuente de su popular programa Navigator para que los usuarios lo modifiquen y trabajen en él a su antojo. ¿Coincidencia? Ya saben... Si no puedes con ellos...

Basten estos dos ejemplos, cabeza de un iceberg que cada vez es más grande y que, sin duda, alcanzará dimensiones importantes en los próximos años, para darse cuenta de que las cosas están cambiando. Muy lentamente, en este caso a unos niveles difícilmente detectables por el gran público que no tiene acceso al mundo informático, pero que son las pocas palabras que necesita un buen entendedor para saber que los tiempos se mueven, que nada es estático, y que lo que hoy tenemos como válido y aceptable delante de nuestras narices en años, décadas o quién sabe cuando, puede ser muy distinto. En ello estamos.







OPINION Y REPORTAJES
a
MACEDONIA Magazine