La industria musical ha sido una de las pioneras en rentabilizar los
recursos de Internet. Ahora bien, las páginas web de las casas discográficas grandes
"pecan" de un mimetismo sólo comparable al de sus catálogos. De hecho, en la
red, los servicios que brindan a los internautas son, por lo general, prácticamente
idénticos.
Así, en el ramillete de ofertas indispensables, ninguna elude la
información sobre las próximas giras, las últimas noticias, una escueta historia sobre
los grupos del sello o la posibilidad de adquirir cualquiera de sus productos a través de
Internet. Sin embargo, también aquí hay clases y los sellos miman los diseños y
contenidos de sus web para tratar de diferenciarse de la competencia.
Destaca por su diseño la página web de Epitaph. Inspirada en el
cómic, es la más completa en cuanto a contenidos. Se define a sí misma como el
"antiweb" y, además de información sobre bandas como The Cramps o Pennywise,
incluye secciones como la "antisocial" o la "contracultura". Asimismo,
ofrece letras de canciones, audios de temas no publicados y varias galerías de
fotografías insólitas.
El web de Island también ofrece una excelente concepción visual, con
multitud de imágenes. Sin embargo, ello no facilita en nada la navegación; más bien
todo lo contrario. Y si se quiere buscar datos concretos sobre alguno de sus grupos (U2,
The Cranberries, etc.) cuesta encontrarlos.
Otro de los lugares más interesantes en la red es el de Virgin.
Organizado por estilos, su sección "The raft" ("La balsa") incluye
páginas sobre grupos como Placebo, The Chemical Brothers, Massive Attack, etc. Además,
en la sección dedicada a cada uno de los grupos propone enlaces a otras bandas de estilo
similar.
Las otras dos secciones de Virgin son C3 y Eden. Mientras en la primera
da cabida a todo tipo de propuestas musicales para adolescentes -Spice Girls, etc.-, la
segunda está dedicada a mitos que desarrollaron lo más interesante de sus trayectorias
musicales en otras décadas -The Rolling Stones, The Sex Pistols, etc.-.
Para quienes deseen participar en foros de debate sobre música y, pese
a que la información sobre sus grupos no abunda -posibilita obtener esa información
sobre sus bandas en otras páginas-, destaca Creation, que da cobijo a algunos de los
grupos más interesantes -Oasis, Teenage Fan Club, etc.-.
Tiemblan las discográficas
Ahora bien, la evolución de la música en Internet es tal que hace un
año, las discográficas no veían ningún futuro en la compra y venta de música a
través de la red. Sin embargo, hoy en día, el desarrollo de una tecnología, el MP3
(www.mp3.com), ha posibilitado abrir Internet a la transmisión de canciones
digitalizadas. La descarga de ficheros MP3 desde ordenadores conectados a Internet se
cuentan por miles cada día, lo que está provocando la histeria de las grandes casas.
El formato MP3, que permite almacenar y distribuir música como si se
tratara de un archivo voluminoso de "word", corre por la red a velocidad de
vértigo. Ello posibilita que miles de internautas envían y descargan ficheros con las
últimas novedades musicales a un precio único: gratis.
Hace una década, Universal (www.universalstudios.com), Sony, Warner,
EMI y BMG (www.bmg.com) eran las cinco grandes del mercado discográfico, repartiéndose,
sin mayores problemas, los 38.000 millones de dólares que generaba. Pero la llegada de
Internet está llevando de calle al personal de estas empresas ante los brutales
crecimientos que registra Internet, las oportunidades de negocio y la ausencia de reglas
establecidas.
Además, en su informe de 1998, la Asociación de Discográficas de
EEUU (RIAA) culpó a la extensión del fenómeno MP3 en Internet de la caída en las
ventas de CDs entre los consumidores más jóvenes -entre 15 y 24 años-.
Esa franja de edad representó el pasado año un 28% de las ventas,
contra un 32% de 1996. La RIAA (www.riaa.org) mantenía que el medio de diversión
gratuito que representa la red y la popularidad de los archivos MP3 fueron los dos
principales causantes de este descenso.
Diferentes soluciones
Ante tal situación, las soluciones que se plantearon fueron de muy
diferente naturaleza: primero, indignarse y mostrar su total desacuerdo y enfado. Segundo,
intentar frenar la copia ilegal de "su" música a través de la creación de
sistemas que impidan la copia. Tercero, intentar introducir sus productos en la red y
aprovecharse de la fiebre musical on-line para hacer negocio (respecto a este último
punto, las cinco grandes discográficas esperan que la entrada en la red supoga un salto
financiero equivalente al paso del vinilo al CD).
¿En qué consiste el MP3?
En realidad, se trata de una tecnología capaz de comprimir el tamaño
de los ficheros, si bien su fama entre los internautas está convulsionando el actual
mercado de la industria discográfica, pues ha abierto las puertas de la red a la música
con calidad digital.
Cualquiera que con ayuda de un ordenador, una tarjeta de sonido,
micrófonos y altavoces haya probado a grabar fragmentos de su voz o de una canción en el
ordenador se habrá quedado sorprendido de la calidad del sonido, casi equiparable a la de
los discos compactos. Sin embargo, también habrá notado la existencia de algún
inconveniente: un sólo minuto de grabación puede ocupar en nuestro disco duro un espacio
de 10MB. Ni que decir tiene que digitalizar un CD con 12 canciones de 5 minutos puede
llegar a ocupar la friolera de 600MB. Y es aquí donde aparece en escena el MP3, un
formato digital de audio que permite comprimir el tamaño de una canción digitalizada en
una relación de 10 a 1; es decir, que 10MB de sonido digitalizado ocuparían un solo mega
en un fichero MP3. De esta manera, todo un CD de música no pasaría de 60MB y en un disco
compacto podríamos almacenar más de 100 canciones, en lugar de las diez o doce
habituales.
Pero la importancia del tamaño no reside sólo e su influencia para
descargar el disco duro de nuestro ordenador, sino también en la posibilidad de acceder a
la música a través de Internet. Hasta ahora, "bajarse" uno de los últimos
éxitos musicales podría suponer esperar entre 8 ó 10 horas, máxime si se tiene en
cuenta el estado de las líneas de comunicación de la red. No obstante, si el tamaño del
fichero que contiene ese tema ocupa la décima parte de lo habitual, la cosa sería bien
distinta.
Una "discoteca virtual"
En la actualidad, es posible encontrarse la canción de cualquiera de
nuestros artistas preferidos en la red. Los internautas han digitalizado algunos de sus
discos compactos y los han colocado en sus páginas web de modo que cualquiera pueda
llevárselos a su ordenador y escucharlos como si acabara de adquirir el disco. De esa
manera, la red se convierte en una enorme "discoteca virtual".
Por lo tanto, no hace falta tener mucha imaginación para pensar que a
las grandes discográficas se les han puesto los "pelos de punta" ante la
posibilidad de perder influencia sobre los canales de distribución.
Una manera de darse a conocer
Gracias a estas nuevas tecnologías, Internet se está convirtiendo en
un excelente vehículo para publicar un álbum en formato MP3 con el único permiso del
módem.
En EEUU, ya hay grupos que publican en la red sus temas, recién
"salidos" del garaje, y empiezan a darse a conocer al margen de los canales
convencionales.
Pero no sólo eso, ya que para numerosos artistas independientes este
formato de distribución constituye una de las pocas opciones que tienen para difundir sus
obras. Un ejemplo es el del rapper Ice T, un artista que se ha volcado en el MP3 para
promover su último trabajo, The 7th Deadly Sin, siguiendo la línea ya marcada por
su primer single Don't Hate the Playa, que sólo estaba disponible a través del site
MP3.com. Y es que tal y como afirma el propio Ice T, en declaraciones recogidas en
Noticias Intercom (www.noticias.com), «cualquier persona con dos dedos de frente sabe que
Internet es el futuro».
Frenar la popularidad del MP3
A finales de 1998, las cinco principales compañías discográficas,
BMG, EMI, Sony (www.sony.com), Universal y Warner, anunciaron su apoyo al desarrollo de un
formato estándar que permita difundir música en Internet sin que puedan realizarse
grabaciones pirata.
De esa forma, trataban de neutralizar la creciente popularidad del
estándar MP3, una técnica de compresión de ficheros musicales que permite tomar de
Internet y escuchar música libremente en un ordenador, con una calidad de sonido
semejante a la de un disco compacto (CD).
Los representantes de BMG Entertainment, EMI, Sony Music Entertainment,
Universal Music Group y Warner Music Group, anunciaron su iniciativa para la seguridad de
la música digital (SDMI por sus siglas en inglés).
Esta alianza no defiende un formato particular, sino que trabajará con
distintas tecnologías para que los formatos de cada empresa sean compatibles unos con
otros, con la característica común de que respeten los criterios de seguridad que
impidan la piratería.
En la actualidad existe un lenguaje codificado, LiquidAudio,
pero sus detractores afirman que su calidad de escucha es inferior a la de MP3.
Durante el mes de febrero de 1999, se anunció que Sony había lanzado
tres nuevas tecnologías orientadas a proteger de la piratería la distribución musical
en Internet: MagicMate, OpenMG y Super MagicGate. Las tres permiten a los propietarios de
los derechos de autor que tengan control sobre sus ficheros musicales.
La tecnología de Sony
En diversas ocasiones, los directivos de Sony siempre han dicho que no
se adherirían al MP3 y aquí está la prueba definitiva de ello. Las tres nuevas
tecnologías están basadas en el concepto de que el archivo musical siempre tendrá que
ser movido y nunca copiado. Cuando una canción pasa de un equipo a otro, la versión
original del archivo se borra automáticamente.
El MagicGate fue diseñado para equipos que utilizan circuitos
integrados para grabar músicas. La tecnología requiere que se inserte un chip en el
reproductor y en el grabador; este chip verifica si los equipos y el archivo están
autorizados para realizar la copia y/o transferencia. Los datos almacenados y/o
transferidos son criptografiados para evitar que los ficheros sean reproducidos,
transferidos o copiados ilegalmente.
En el corazón del sistema Sony se encuentra el Super MagicGate, un
servidor que incluye los recursos necesarios para realizar la distribución de música a
través de Internet con garantías de protección contra la piratería, pago seguro y
gestión de derechos de autor. El OpenMG, por su parte, cuenta con un software que,
una vez conectado al puerto serie del ordenador, criptografía las piezas musicales
almacenadas en su disco duro.
La segunda revolución en la red
La música on-line es, después de los "portales", la segunda
revolución de la red, además de un inmenso negocio. Forrester Research, la afamada firma
de consultoría, señala que el comercio electrónico de música será uno de los más
pujantes. Según sus datos, la cifra de ventas pasará de 187 millones de dólares en 1998
a los 4.000 millones en el 2002. Y por si la batalla por la música en Internet no fuera
ya refulgente, se anuncia ahora un software aún más impresionante: el MP4, un formato de
compresión que reduce el tamaño de las canciones en un 30% y, además, es un
autoejecutable, es decir, no precisa de un programa específico para escuchar música,
como sucede con el MP3. Más emoción no se puede pedir. La red ha transformado
radicalmente la distribución musical. Ya sólo falta que surjan nuevos
"actores" y vías de negocio.
Oposición
A principios de 1999, el conocido músico francés Jean Michel Jarre
encabezó una lista de músicos de todas las tendencias que piden protección para la
propiedad intelectual. En esa misma lista figuran artistas pop como Eros Ramazotti,
Jean-Jacques Goldman, Boyzone, clásicos como Mstislav Rostropovich, Bárbara Hendricks,
etc. Todos ellos dirigieron una petición al Parlamento Europeo para que éste proteja sus
obras de la difusión masiva e ilegal que están alcanzando a través de Internet y otras
tecnologías.
El propio Jean Michel Jarre quizá sea el artista más difundido en la
red. De hecho, figura en todas las colecciones de músicas en formato MP3, librerías
midi, etc. Incluso su música ha ambientado muchas de las demos más clásicas y
conocidas desarrolladas para Amiga, MSX y últimamente PC.
Tal y como recogía Noticias Intercom del 24 de enero de 1999, Jean
Michel Garre declaraba que ellos no son contrarios a las nuevas tecnologías, pero su a la
divulgación incontrolada de sus obras sin contar con el mínimo respeto a sus creadores.
"Todos somos amigos de la tecnología, como artistas nos encantan las nuevas ideas,
pero también creemos que nos corresponde decidir si deseamos divulgar nuestra creación o
no".
Pero los músicos no fueron los únicos que se alzaron en guerra contra
el uso abusivo de sus obras en la red. Las discográficas independientes también se
rebelaron contra las mutinacionales del sector.
¿Qué pasa con las discográficas independientes?
De hecho, la llegada del MP3 ha caído mejor en las discográficas
independientes que a menudo incluyen algunos temas en la red, con el deseo de atraer la
compra de discos de sus autores. Así Rykodisc (www.rykodisc.com), por ejemplo, colocó
recientemente su música en GoodNoise, donde es posible encontrar aproximadamente 175
canciones de artistas como Frank Zappa, Bruce Cockburn y Richard Thompson. Ahora bien, hay
que pagar. El precio de cada fichero es de 99 céntimos de dólar (unas 145 pesetas). Los
responsables de la productora creían que su decisión implicaba reconocer la verdad de
los hechos: el MP3 ha llegado para quedarse e ignorarlo sólo dará más alas a la
piratería. Tal y como se recogía en Noticias Intercom del 5 de febrero de 1999,
"nuestra empresa responde así a la demanda de los consumidores por este formato,
ofreciendo así una alternativa legal (y barata) para su adquisición".
Advertencia de Sightsound.com
A finales de 1998, la página web MP3.com, el popular web dedicado a la
música en este formato, recibió una fuerte inversión que confirma el interés de las
empresas en estas tecnologías.
La misma empresa que invirtió en Yahoo, Sequoia Capital aportó a
MP3.com un capital de 11 millones de dólares (unos 1.600 millones de pesetas) para el
desarrollo de la compañía.
Sin embargo, no todo fueron buenas noticias, ya que la empresa
Sightsound recordó a MP3.com que ella tiene la patente de la transferencia de audio y
vídeo a través de Internet. "A resultas de este hecho, os invitamos a participar en
nuestro programa de patente", decía textualmente en la misiva recibida en las
oficinas de MP3.com. En la misma se advertía que MP3.com "ha de cesar inmediatamente
sus actividades de distribución de música, u otro tipo de grabaciones a través de
Internet".
MP3.com manifestó su contrariedad ante esa carta, y manifestó que
"nosotros no distribuimos ni ofertamos música comercial. Todos los temas que están
en nuestro web son gratuitos. Sin duda Sightsound.com nos confunde con los webs ilegales
que distribuyen temas MP3 comerciales". Asimismo, se afirmó que "nosotros no
concebimos el futuro de la música digital en forma de descargas a través de Internet.
podrá ser el recurso fácil, cómodo para muchos usuarios, pero no lo vemos como un
sustituto".
La estrategia de MP3.com
A principios del mes de marzo de 1999, se anunció que MP3.com acababa
de cerrar un acuerdo con la discográfica Sub Pop Records (www.subpop.com) para distribuir
las piezas musicales de sus artistas a través de Internet. Sub Pop es conocida en el
mundo discográfico por haber lanzado bandas como Nirvana y SoundGarden.
Este acuerdo se englobaba en la política que MP3.com estaba llevando a
la práctica, ya que al no contar demasiado con el interés de las grandes compañías del
sector se centró en cerrar acuerdos con discográficas alternativas. A principios del mes
de febrero, Mp3.com firmó también un acuerdo con Rykodisc, la casa que lleva a artistas
como Frank Zappa y Morphine.
Rebelión a bordo
A principios de 1999, las discográficas independientes de Andalucía y
Cataluña solicitaron a los diputados españoles en el Parlamento Europeo que impidieran
la aprobación de una directiva que regula la música en Internet. De aprobarse, se
regularía mediante un sistema de acceso a la red controlado por las seis grandes
multinaciones del sector.
Este sistema de autorización previa, previsto en el articulado del
proyecto de directiva sobre "Armonización de los Derechos de Autor y Derechos
relacionados en la Sociedad de la Informática", impediría que las compañías
independientes introdujeran a sus artistas en Internet, según explicaba José Visedo,
presidente de la Asociación de Empresas Discográficas de Andalucía (AEDA).
Las compañías independientes, que admitían la necesidad de vigilar
la producción musical en la red para evitar el pirateo, denunciaron las presiones de las
seis grandes mutinacionales del sector -Sony, Emi. Warner, BMG, Polygram y Universal- para
que la Unión Europea estableciera un solo canal de acceso, bajo su control, ante el temor
de que el crecimiento de la cuota de mercado de las independientes afectara a sus
ingresos.
Según denunciaban, de esa manera la red, el gran mercado del futuro,
quedaría prácticamente vedado al sector independiente, pese a que éste representa un
22% de las ventas mundiales y más del 80% de la producción discográfica. Asimismo,
también alertaban de que el establecimiento de un solo canal de entrada a la música
ofrecida en Internet podría acabar con estas discográficas y cerrar todas las
expectativas al 90% de los músicos que no están, ni estarán nunca, en los catálogos de
las seis grandes casas dicográficas.
Durante el último Midem de Cannes, quince asociaciones discográficas
indepenientes, en representación de todos los países de la Unión Europea más
Australia, EEUU y Canadá, firmaron un protocolo de actuación unitaria frente a las
pretensiones de las multinaciones por iniciativa de la recién creada Federación
Internacional de Productores Independientes (FIDI). Estas asociaciones, entre las que se
encontraban la catalana y la andaluza -que representan a 50 compañías en ambas
comunidades- han comenzado recientemente una ronda de reuniones con los eurodiputados de
sus respectivos países para intentar transmitirles el verdadero alcance de la normativa y
las negativas consecuencias económicas y culturales que podría tener su aplicación.
Buscadores de MP3
A principios de 1999, el motor de búsquedas SavvySearch inauguró un
nuevo servicio: el buscador de MP3 llamado MP3Meta (www.mp3meta.com). La nueva herramienta
se puede utilizar para encontrar canciones, buscando tanto por el nombre del intérprete
como por el título de la pieza. Para obtener los resultados, el MP3Meta lanza una
búsqueda entre ocho motores especializados de la red (entre ellos Lycos MP3 Search y
MP3.com).