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Artículo realizado por
Pablo Vázquez "Ramis"
Cambiando un poco las formas utilizadas en esta pequeña sección de Macedonia, esta vez comentaremos dos novelas en un mismo artículo, son "El Manifiesto Negro" y "El Negociante", ambas de Frederick Forsyth.
Frederick Forsyth nació en Ashford, en el condado inglés de Kent, en 1938. Tras trabajar en la BBC entre 1965 y 1967, cubrió como periodista independiente la guerra de Biafra (1968 - 1970), experiencia que reflejó en el libro de "The Biagra Story". Su primera novela, "Chacal", se publicó en 1971 y constituyó un éxito mundial. La misma acogida ha tenido sus obras posteriores, entre las que destacan "Odessa", "Los Perros de la Guerra", "El Emperador", "La Alternativa del Diablo", "El Cuarto Protocolo", "El Negociador", "El Manipulador", "El Puño de Dios" y "El Manifiesto Negro".
La principal razón que nos ha llevado a comentar ambas novelas a la avez es su inmenso parecido en temática, forma de redacción y de estructuración, amén de otros pequeños detalles.
Para empezar, comentaremos un poco por encima de qué tratan ambas novelas:
"El Negociador" narra el secuestro y el posterior asesinato del hijo del presidente de los Estados Unidos, para acabar con la desactivación del grupo de terroristas que lo llevó a cabo y la de los magnates que idearon tal atentado. La novela se divide en dos partes: la primera es la que corresponde al secuestro, negociación y el asesinato (con que acaba dicha parte), y la segunda que es la persecución y ejecución de los terroristas, para terminar desenmascarando a los magnates.
La principal figura de la novela es un ex-agente de la CIA que al fina de su carrera se dedica a negociar e secuestros. Pero después de un fracaso se retiró. Ahora son la CIA y el servicio de inteligencia de Inglaterra (país donde se llevó a cabo el secuestro) los que le piden ayuda. Tras fracasar en el último momento emprende la caza y captura de todos los causantes de dicha barbaridad.
"El Manifiesto Negro" es una historia que cuenta la caída del líder político ruso mejor colocado para ser nombrado presidente, a través de loas urnas. Todo comienza con el robo de un manifiesto en el que expresa lo que realmente hará cuando llegue al poder, una idea idéntica a la de Hitler. Dicho manifiesto cae en manos de la embajada británica en Moscú y tras investigar para demostrar su autenticidad (lo que consiguen a través de 3 muertes) lo dan a conocer a los Estados Unidos. Al tratarse de un líder político, a nivel gubernamental ambos países se "lavan las manos" y ha de ser un a poderosa ONG la que decida enviar a su ex-agente de la CIA, con un pequeño equipo de hombres experimentados, a Moscú para empezar una campaña de desacreditación de dicho líder político. Acaba todo con un final muy espectacular.
Aunque las historias son diferentes es posible ver muchas similitudes ya que ambas se adentran en el mundo del espionaje y contraespionaje; utilizan nombres de los líderes políticos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia (Gorbachov, Thatcher) y miembros directivos de la CIA, KGB y el SIS; ambas cuentan con un ex-agente CIA como héroe de la novela y, por supuesto, ambas tiene un final bastante "bueno".
Como curiosidad a nivel de temática resaltaremos que en "El Manifiesto Negro" la acción se desarrolla durante el año 1999. Al estar al final de siglo, es curioso como bastantes autores están utilizando tal fecha en sus últimas novelas.
A nivel de estructuración, y como ya hemos comentado en el caso de "El Negociador", ambos libros están divididos en dos partes. En el caso de "El Manifiesto Negro" la primera parte cuenta el robo de dicho manifiesto y cómo la Guardia Negra de Komárov (líder del UFP) "ajusticia" a los culpables. A la vez que cuenta esto, narra desde 1983 a 1994 la historia de la CIA y el contraespionaje con Rusia, a través del agente que luego es enviado para acabar con Komárov. En la segunda parte, durante 1999, se cuentan las peripecias del agente par desacreditar al líder del UFP.
Es destacable el hecho de que en las primeras partes de ambos libros se cuenten historias paralelas, es decir, se entremezcla trozos de una con trozos de otra (en el caso de "El Negociador" cuenta el secuestro por un lado y los quehaceres de los magnates para pagar a los secuestradores). En ambos casos esta manera de estructurar la novela es perjudicial para el lector ya que no es fácil seguir el desarrollo de la historia con tanto salto de un lado para otro.
A nivel léxico son libros que no tienen ninguna dificultad para la lectura, porque si bien tienen alguna palabra técnica (como por ejemplo, descripción o nombre de algún arma) no se necesita ser nadie para poderlos leer y disfrutar. Solo hace falta ponerse. Como último detalle resaltaremos que esta forma de escribir y esta temática no es, ni mucho menos, la única de Forsyth, como ha demostrado en "Odessa", por ejemplo.
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