Macedonia de Ocio


Grandes Autores


Artículo realizado por
Miguel Angel Fernández "Raistlin".







J.R.R. Tolkien (II): "El Silmarillion"

Silmaril: Nombre dado a cada una de las tres gemas creadas por Fëanor antes de la destrucción de los Dos Arboles de Valinor y portadoras de su luz.

Silmarilli: Nominativo plural de Silmaril, los Silmarils.

Silmarillion: Genitivo plural de Silmaril. Su traducción literal es, por tanto, "de los Silmarils" como en "Quenta Silmarillion", "La Historia de los Silmarils".


Portada de una de las muchas ediciones de El Silmarillion

No, no os habéis equivocado de artículo, esto no es un tratado sobre las lenguas élficas ni yo pretendo dar una clase magistral sobre lingüística tolkieniana. Solamente estaba tratando de ilustrar con una breve pincelada hasta qué extremos llevó Tolkien su recreación de un mundo imaginario; o quizás sería mejor decir de un tiempo imaginario de este mundo, como él mismo mencionó en más de una ocasión. Tolkien no se limitó a crear unas historias y poblarlas de personajes con nombres más o menos eufónicos sino que fue mucho más allá, creando unas lenguas con unas reglas gramaticales, fonéticas, etc. en las que todos esos nombres encajaban como un puzle de gran belleza. Lenguas con las que resulta totalmente creíble que los personajes salidos de su pluma pudieran comunicarse. Lenguas que derivaban y se transformaban con el "paso de los años" como si de el latín y las lenguas romances se tratase.

La creación de todas esas lenguas, sobre todo las más desarrolladas (denominadas Quenya o Alto Elfico y Sindarin o lengua de los Elfos Grises), se ve reforzada además por un edificio mitológico que las sustenta y que sirve como marco y referencia obligada para el resto de sus escritos. Ese edificio mitológico que Tolkien nunca dejó de refinar y perfeccionar se recoge principalmente en su obra póstuma "El Silmarillion" que es lo que podríamos calificar como La Biblia de Arda. Y no es ésta una afirmación gratuita en absoluto, solamente es necesario comparar las primeras líneas del Ainulindalë, el primero de los relatos que componen "El Silmarillion", con el Génesis:

"En el principio estaba Eru, el Unico, que en Arda es llamado Ilúvatar; y primero hizo a los Ainur, los Sagrados, que eran vástagos de su pensamiento […]"


Ainulindalë

En el "Ainulindalë", o la "Música Sagrada de los Ainur", se cuenta la historia de la creación de Arda, la Tierra, y como uno de los Ainur, el llamado Melkor, comete un pecado de orgullo ante Eru, protagonizando la versión de Tolkien del Angel Caído. De esta forma comienza la batalla entre el bien y el mal en la recién creada Arda que será motivo último de todos los acontecimientos posteriores, hasta el fin de la Tercera Edad según se relata en "El Señor de los Anillos" y quién sabe si más allá, ya que Tolkien no tuvo la oportunidad de proseguir con la que hubiera sido continuación de esta novela.

Valaquenta

El segundo relato, titulado "Valaquenta" o "Historia de los Valar", describe a los más poderosos entre los Ainur. Manwë, el Señor del Aliento de Arda; Varda, la Dama de las Estrellas; Ulmo, el Señor de las Aguas; Aulë; Yavanna; … También nos habla de los Maiar, espíritus como los Valar pero de menor poder. Por último se cita a los enemigos: Melkor, el Vala rebelde y Sauron, también llamado Gorthaur el Cruel, un Maia servidor de Aulë atraído al mal por Melkor que extendió su sombra sobre Arda en la Tercera Edad.

Quenta Silmarillion

El tercer relato es el "Quenta Silmarillion" propiamente dicho que constituye el grueso principal del libro (los otros relatos son bastante breves todos ellos). Aunque, como su nombre indica, cuenta la historia de los Silmarils, el "Quenta Silmarillion" va mucho más allá, convirtiéndose en una completa narración de los acontecimientos ocurridos en los primeros días de Arda.

Comienza con el relato de las primeras confrontaciones de Melkor con el resto de los Valar, antes de la llegada de los elfos, los "primeros nacidos". Se habla también del origen de los enanos, creados por Aulë, y de los pastores de árboles, que aparecen también en "El Señor de los Anillos" con el nombre de Ents (o al menos esa es la opinión generalizada ya que Tolkien nunca dio pistas definitivas que confirmasen esta suposición). El cautiverio de Melkor y la marcha de los primeros elfos a Valinor ocupa otro capítulo. Una de las historias más bellas, aunque muy corta, es la del amor surgido entre Thingol y Melian, un rey elfo y una maia de voz tan bella que hasta los ruiseñores aprendían de su canto.

En este momento del relato, tras la llegada de los demás pueblos elfos a Valinor y con Melkor encadenado se produce la plenitud de gloria del Reino Bendecido, la época llamada el Mediodía de Valinor. Es entonces cuando los Noldor conciben la escritura y también cuando nace Fëanor, el creador de las tres joyas conocidas como los Silmarils, que contenían en su interior la luz combinada de los dos árboles de Valinor: Telperion y Laurelin. Pero acaba entonces el cautiverio de Melkor quien, con engaños y simulando arrepentimiento, logra el perdón de Manwë y acaba provocando el oscurecimiento de Valinor.

Melkor y Ungoliant ante Telperion y Laurelin consumando su venganza


Muchos otros hechos se relatan que no voy a desvelar porque entonces este artículo se convertiría casi en un resumen del libro, y nada más lejos de mi propósito. Solamente me gustaría atraer vuestra curiosidad citando la traición de Fëanor a muchos de sus hermanos de raza, la venganza de Melkor a través de la repugnante Ungoliant, la colaboración de los enanos con el rey Thingol y el establecimiento de la Cintura de Melian, la llegada de los hombres a Arda…

Akallabêth

El "Akallabêth" o "La Caída de Númenor" nos cuenta la historia de unos hombres privilegiados, los Dúnedain, honrados con el don de una tierra hermosa y una vida larga y cómo estos hombres olvidan poco a poco su origen mortal y, llenos de orgullo ante su propia grandeza, se creen dioses y se rebelan provocando el desastre: el hundimiento de Númenor devorado por las aguas del gran océano de Arda.

El hundimiento de Númenor devorado por las aguas

Por supuesto Sauron, el maligno discípulo de Melkor, el Señor Oscuro, tiene mucho que ver en la desgracia de los Dúnedain, al conseguir mediante engaños el favor Ar-Pharazôn, último rey descendiente del linaje de Eärendil y su hijo Elros. El hermano de este último, Elrond, es de sobra conocido por todo aquél que haya leído "El Hobbit" o "El Señor de los Anillos".

En este relato no podemos dejar de observar cierta analogía con la historia de Adán y Eva en el Paraíso y también, por qué no decirlo, con el mito de la Atlántida. También es una demostración de la capacidad de Tolkien para hacer notorias las diferencias entre las diferentes lenguas de Arda. La lengua de los dúnedain tiene una fonética propia, más ruda y con sonidos más guturales, totalmente distinta de las suaves y musicales formas de las lenguas élficas, como se puede observar en algunos de sus nombres: Inzilbêth, Rothinzil, Adûnakhor, Inziladûn, etc.

De los Anillos de Poder y la Tercera Edad

Este es el último relato de los recogidos en el libro. En él se cuenta como Sauron, tras las grandes transformaciones ocuridas en Arda tras la Gran Batalla, comienza a urdir de nuevo su trama de maldad, atrapando en ella a muchos de los elfos noldorin que vivían en Eregion y cómo con su ayuda comienza la fabricación de los Anillos de Poder. Muchos de estos anillos hicieron los elfos y Sauron, en secreto, creó el Anillo Unico, con el cual pensaba someterlos a todos y acrecentar su poder. Pero los elfos se apercibieron de sus intenciones y huyeron con los tres anillos más poderosos: Narya, Nenya y Vilya. De los anillos que pudo recuperar, Sauron siete dio a los Enanos y nueve dio a los Hombres. Estos últimos se convirtieron bajo el poder de los anillos en los Nazgûl, los Espectros del Anillo, poderosos servidores de Sauron en la Tercera Edad.

Así comenzó una eterna guerra entre Sauron y los elfos que terminó con el sitio de la fortaleza del Señor Oscuro en Mordor. Muchos elfos murieron en la batalla pero finalmente Isildur cortó el Anillo Unico de la mano de Sauron y éste huyó por muchos años al perder gran parte de su poder. Enlazan los últimos hechos narrados con el principio de las otras obras de Tolkien, tanto El Hobbit como El Señor de los Anillos, relatando el trágico fin de Isildur y la pérdida del Anillo así como la llegada de los Istari, entre los que se encontraba Mithrandir, llamado Gandalf por los hombres. El relato termina nuevamente con la llegada de la sombra de Sauron y la traición de Curunír, el primero de los Istari, también llamado Saruman el Blanco. Es aquí cuando Mithrandir, con sus palabras, da la clave de lo que sería el argumento principal de El Señor de los Anillos:

"Muchas son las extrañas ocasiones del mundo y el socorro a menudo llega de manos de los débiles, cuando los Sabios fracasan."


Conclusión

No es éste un comentario convencional de una obra literaria. No acabaré haciendo un juicio de valor sobre "El Silmarillion", ni trataré de ejercer de crítico literario. No es mi profesión y no me considero autoridad en la materia, sobre todo si tenemos en cuenta el excepcional calibre del autor. Solo recomendaré a quien nunca se haya acercado a la obra de Tolkien que quizás no es ésta obra la mejor para ese primer contacto con el mundo creado por este genial escritor. Sería una pena que, por encontrarla demasiado ardua, demasiado densa y llena de nombres cuyas relaciones a veces se nos escapan, alguno de vosotros se perdiera la satisfacción de ser uno más de los millones de personas apasionadas por Tolkien.

En mi opinión es mucho mejor comenzar por algo más ligero, como "El Hobbit" y pasar después a "El Señor de los Anillos". Si os ocurre lo que a mí, acabaréis fascinados y volveréis a "El Silmarillion" a buscar las claves de los acontecimientos, lo leeréis como un compendio de historia antigua y casi como una obra de consulta. Y una vez hecho esto descubriréis que una segunda lectura de "El Señor de los Anillos" os revelará muchas cosas que la primera vez se os habían pasado por alto. Y disfrutaréis como he disfrutado yo de la enorme capacidad de creación de Tolkien y el incomparable talento de su pluma.

Y todo eso no es nada comparado con leerlo en su idioma original. A todos los que conozcáis el idioma anglosajón y lo manejéis con cierta soltura no puedo dejar de aconsejaros la adquisición de una copia de la obra de Tolkien en inglés. Descubriréis que hay más contenido aún de lo que parece. Solo cabe preguntarse si alguna vez podrán posarse nuestros ávidos ojos sobre las tapas de una traducción al castellano que le haga verdadera justicia a la obra de este maestro de las letras. Confiemos en que alguien acepte el reto.



ÚLTIMA REVISIÓN EN ABRIL DE 1999




MACEDONIA DE OCIO
a
MACEDONIA Magazine