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Artículo realizado por
Miguel Angel Fernández "Raistlin".







J.R.R. Tolkien (III): "El Hobbit"

Portada de la edición de bolsillo de "El Hobbit" en inglés, publicada por Ballantine Books

"In a hole in the ground there lived a hobbit. Not a nasty, dirty, wet hole, filled with the ends of worms and an oozy smell, nor yet a dry, bare, sandy hole with nothing in it to sit down on or to eat: it was a hobbit-hole, and that means comfort."

Este párrafo es, casi con seguridad, uno de los más conocidos y repetidos de toda la historia de la literatura de fantasía. Como ya habréis adivinado, a pesar del idioma, se trata del primer párrafo de "El Hobbit", la obra de Tolkien que dio paso a "El Señor de los Anillos". Lo que quizás muchos no sabréis es que fue inicialmente concebida como un cuento para sus hijos y que, en el momento de escribirla, Tolkien distaba mucho de haber concebido en su imaginación todos los acontecimientos que se sucedieron en el tiempo a los relatados en "El Hobbit". Tanto es así que, tras la publicación de "El Señor de los Anillos" el texto de "El Hobbit" tuvo que ser revisado y modificado en algunos pasajes para adaptarse a los necesarios cambios introducidos por la evolución de la historia.

El ejemplo más claro de estas modificaciones es el capítulo en el que Bilbo Bolsón (¿sabíais que su nombre original es Bilbo Baggins en inglés?) vence a Gollum en el concurso de acertijos y se queda con el anillo. En la primera edición Tolkien simplemente concibió dicho anillo como una joya con ciertos poderes mágicos que Gollum tenía la intención de ceder sin demasiada reticencia a Bilbo tras la competición. No fue hasta mucho después que dicho anillo se convirtió en el Anillo Unico de Sauron, objeto capaz de atrapar la voluntad de quien lo usara y atraerlo hacia el mal. Esta nueva identidad del anillo obligó a reescribir el capítulo tal y como lo conocemos en la actualidad, donde Gollum intenta asesinar a Bilbo para recuperar su "preciosso", su "regalo de cumpleaños".

A vueltas con el idioma

A estas alturas del artículo todavía os estaréis preguntando una cosa: ¿a qué viene el párrafo de introducción en inglés? Lo cierto es que no tengo una respuesta definida para esta pregunta. Quizás se deba a mi admiración, ya reconocida en anteriores artículos de la serie, por Tolkien y su dominio del lenguaje. Tal vez con el propósito de conseguir interesar a alguno de vosotros en la lectura de sus textos sin intermediarios, tal y como salieron de su pluma. Porque para traducir a un genio de la literatura hace falta mucho más que el dominio de dos idiomas y, aún en el mejor de los casos, no todo es traducible y gran parte de la "sensación" que transmite el original se pierde con el cambio.

No puedo resistirme a ofrecer, desde mi más profundo respeto a Tolkien, un pequeño estudio de traducción sobre este primer párrafo de "El Hobbit" en el que espero poderos transmitir la dificultad de la tarea y el por qué de mi continua recomendación sobre la lectura original. La traducción es un tanto "libre" y presenta ciertas diferencias con la traducción "oficial" al castellano realizada por Manuel Figueroa para Ediciones Minotauro.

"En un agujero en la tierra, vivía un hobbit. No un agujero nauseabundo, sucio y húmedo, repleto de restos de gusanos y con olor cenagoso; ni siquiera un agujero seco, sencillo y arenoso, sin nada en él para sentarse o para comer: era un agujero hobbit, y eso significa comodidad."

Es sabido que Tolkien gustaba de dar un "sabor arcaico" a su prosa, precisamente con el propósito de ambientar adecuadamente sus relatos. Incluso en "El Hobbit", orientado a un público infantil, se siente esta influencia de forma notable. Tratando de mantener ese mismo tono, la sonoridad y capacidad de evocación de palabras como "nauseabundo" y "cenagoso" me parece más adecuada que las oficiales "repugnante" y "fango", aunque en el segundo caso no encuentro ninguna palabra en castellano que sustituya satisfactoriamente a "oozy". También prefiero traducir "ground" por "tierra" en lugar de por "suelo", ya que este último tiene unas connotaciones de "superficie artificial" que no me acaban de encajar con el ambiente de La Comarca, mientras que "tierra" me parece un término más ligado a la naturaleza y, por tanto, más apropiado.

Podría seguir así durante párrafos y párrafos, horas y horas, hasta llegar a la última página del libro. Y no habría labor que más me agradase que poder ofrecer al mundo mi propia y modesta "visión" —más que traducción— de la obra de este hombre de talento singular. Quizás algún día emprenda la tarea pero eso no sería sin adquirir antes profundos conocimientos de filología anglosajona que actualmente, y por desgracia, no poseo.

Bueno, ya está bien de hablar del idioma. Si es que aún hay alguien despierto entre la audiencia os invito a todos los pacientes lectores que sigáis conmigo a penetrar en el fascinante mundo de los hobbits.

Representación de Bilbo y Gandalf en la puerta de Bolsón Cerrado tomada de una edición portuguesa del año 1962

Pero, ¿qué es un Hobbit?

Según la descripción del propio Tolkien, los hobbits son gente pequeña, aproximadamente la mitad de nuestra estatura, lo que quiere decir que son incluso más bajos que los enanos, de los que también se diferencian por ser barbilampiños. Les gusta la paz y la quietud y la buena tierra cultivada. Les disgustan las máquinas pero son hábiles con las herramientas. Son ágiles mas no les gusta apresurarse. Sus ojos son vivos y sus orejas ligeramente puntiagudas, aunque menos que las de los elfos. Tienen cierta tendencia a engordar y les gusta la ropa de colores llamativos, aunque casi nunca llevan calzado, ya que la planta de sus pies es de piel gruesa y resistente y el empeine está cubierto de un pelo denso y rizado. Les encanta reír y, sobre todo, comer, lo que hacen con tanta frecuencia como pueden. Con estas características, no es de extrañar que adoren las fiestas y los regalos, tanto hacerlos como recibirlos. El protagonista de "El Hobbit", sin embargo, pronto va a descubrir que la paz y la tranquilidad que disfrutaba van a verse truncadas por una visita inesperada que le conducirá a multitud de aventuras y peligros.

Una visita inesperada

Si alguien aún dudaba que "El Hobbit" sea fundamentalmente un cuento para niños, tras leer el primer capítulo es probable que cambie de opinión. ¿De qué otra forma podría ser? El hilarante relato de la reunión de enanos en casa del pobre Bilbo no deja lugar a dudas. Y los nombres de los protagonistas refuerzan esta impresión: Dwalin, Balin, Kili, Fili, Dori, Nori, Ori, Oin, Gloin, Bifur, Bofur y Bombur. Nada menos que una docena de enanos, sin contar a Thorin Escudo de Roble —Thorin Oakenshield en inglés—, cuyos nombres riman por parejas y tríos, peculiaridad de la que se servirá Tolkien en todo momento en su narración para aligerar la prosa y hacer el relato más divertido.

Las continuas canciones y versos que pueblan el relato también ayudan a incrementar la sensación de cuento para niños. Pero cuidado, no malinterpretéis mis palabras: cualquier adulto que conserve un mínimo de espíritu juvenil encontrará este libro fascinante, refrescante, divertido y merecedor de una o varias lecturas. El trabajo de traducción de estas canciones es, si cabe, mucho más dificultoso que el resto; tratar de mantener las rimas y la "melodía" es prácticamente imposible. Para muestra la primera estrofa original de la canción que cantan los enanos en casa de Bilbo:

"Chip the glasses and crack the plates!
Blunt the knives and bend the forks!
That's what Bilbo Baggins hates!
Smash the bottles and burn the corks!"

En este primer capítulo, Bilbo recibe la visita del mago Gandalf y, a partir de ese momento, todo empieza a complicarse. Pronto se encuentra con más de una docena de enanos tomando el té en su cómodo agujero hobbit y poniéndolo todo patas arriba. Le hablan de recuperar un tesoro protegido por el dragón Smaug y le piden su ayuda. Incluso tienen un mapa del supuesto tesoro que persiguen, dibujado por un enano llamado Thror, el abuelo de Thorin. A la mañana siguiente a tan extraña fiesta se encuentra, sin comerlo ni beberlo, metido en la que será la mayor aventura de su vida. ¡Y los hobbits odian las aventuras! Al menos la mayoría de los hobbits lo hacen…

DE Bolsón Cerrado a Rivendel

Tras un inicio de viaje bastante tranquilo, pronto los enanos y el hobbit se encuentran en su primer aprieto cuando tropiezan con unos trolls en el camino. Gandalf llega justo a tiempo para evitar que sean cocinados y, mediante hábil engaño, consigue entretener a los trolls hasta el amanecer, conviertiéndose éstos en estatuas de piedra al recibir la luz del sol.

Los aventureros prosiguen su camino y se adentran en las primeras estribaciones de las Montañas Nubladas camino del valle de Rivendel. Allí les esperaba el semielfo Elrond en la Ultima Morada, donde descansaron por un tiempo antes de continuar. Gracias a los conocimientos de Elrond descubren que las espadas que habían encontrado en la guarida de los trolls no eran otras que Orcrist y Glamdring, fabricadas por los Altos Elfos del Oeste en tiempos antiguos.

Elrond descubre también unas runas lunares en el mapa que portan y las lee para ellos. El mapa que muestro a continuación nunca ha sido traducido, que yo sepa, al castellano por lo que las runas contienen el texto original en inglés:

"Stand by the grey stone when the thrush knocks,
and the setting sun with the last light of Durin's Day
will shine upon the key-hole."


Imagen del Mapa de Thror, que los enanos portaban para guiarse en su aventura, con las runas lunares visibles en el centro

Problemas con los Goblins

Tras abandonar la Ultima Morada, los enanos, el hobbit y el mago continúan viaje a través de las peligrosas Montañas Nubladas. Una noche de terrible tormenta se refugiaron en una cueva aparentemente deshabitada pero pronto la realidad se encargó de demostrar lo contrario. Unos goblins los capturaron a todos menos a Gandalf y se los llevaron, encadenados, al interior de su guarida bajo las montañas.

Nuevamente el mago llegó en el momento justo. Con la ayuda de su magia y de las espadas Orcrist y Glamdring, dio muerte al Gran Goblin y a muchos otros de los suyos. Emprendieron entonces la huida por los túneles hacia el interior de la montaña perseguidos por el resto de los iracundos goblins y, en la confrontación, el pobre Bilbo quedó abandonado inconsciente sin que nadie notase su falta.

Y hablando de problemas con los goblins, yo también tengo uno. La traducción habitual de "goblin" al castellano es "trasgo". Al menos en las obras de Tolkien ésta ha sido la norma. Pero no acaba de parecerme una traducción adecuada, aunque esto es una opinión muy personal probablemente influenciada por las mitologías locales de origen celta. Se supone que los goblins son seres malvados, de estatura aproximadamente humana y que van siempre en grupos numerosos. Sin embargo no puedo dejar de imaginar a un trasgo como un ser pequeñito, a lo sumo travieso pero nunca perverso, que gusta de gastar bromas y vagabundear en solitario por los bosques. Por este motivo he decidido mantener la palabra goblin en este artículo. El propio Tolkien abandonó su denominación y, en "El Señor de los Anillos", se refiere a estos seres con la palabra "orc", que fue acertadamente traducida por "orco".

[Quiero saber más cosas acerca de "El Hobbit"…]




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